Salimos de Berbegal con un poco de retraso; cuando llegamos a Adahuesca lo primero que hicimos fue almorzar. Después fuimos a una bodega que se llama Alodia. La dueña, que se llama Bea, nos enseñó un juego de olores, en el que teníamos que hacer dos grupos y adivinar diferentes aromas que contiene el vino, que curiosamente se parecen a distintos frutos y especias que hay en la naturaleza. Nos explicó cómo ponían el gas en las botellas de vino, cómo limpiaban los depósitos de vino y cómo colocaban el corcho con unas máquinas, que era un poco más grande que el cuello de la botella para que aguantara la presión y no saliera el gas.
Cuando acabamos la bodega, nos marchamos al Centro de Interpretación. Allí nos enseñaron un vídeo que trataba de que en un pueblo de la sierra vivía mucha gente; todos se murieron por la enfermedad de la peste, pero dos ancianas sobrevivieron y se fueron a los pueblos a pedir ayuda; sin embargo, no les dejaban entrar porque tenían la enfermedad.Cuando fueron a Adahuesca a preguntar, les dejaron entrar en un pajar y les dieron de comer. Cuando las ancianas se curaron, que en realidad eran dos hadas, le regalaron al pueblo la Sierra de Sevil, que era donde vivían ellas antes de la enfermedad.
Luego comimos y jugamos un rato por libre. A las cuatro nos marchamos a nuestros pueblos con el autobús. ¡Nos lo pasamos genial!
Cuando acabamos la bodega, nos marchamos al Centro de Interpretación. Allí nos enseñaron un vídeo que trataba de que en un pueblo de la sierra vivía mucha gente; todos se murieron por la enfermedad de la peste, pero dos ancianas sobrevivieron y se fueron a los pueblos a pedir ayuda; sin embargo, no les dejaban entrar porque tenían la enfermedad.Cuando fueron a Adahuesca a preguntar, les dejaron entrar en un pajar y les dieron de comer. Cuando las ancianas se curaron, que en realidad eran dos hadas, le regalaron al pueblo la Sierra de Sevil, que era donde vivían ellas antes de la enfermedad.

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